Caleidoscopio
“Inclusión no es mirar las diferencias
entre los seres humanos, inclusión es aceptar la singularidad de las personas y
que todos somos únicos e irrepetibles”
Juan
era un militar que en su última misión perdió la vista, para poder sobrevivir y
mantener a su familia se convirtió en artesano, sus creaciones eran asombrosas
y hermosas, sin embargo, no ganaba lo suficiente para comprarle juguetes a su
pequeño hijo.
La
pobreza y las carencias eran una constante en su familia, su hijo era un
pequeño dulce y amoroso, le gustaba ir a la escuela y aprender, a pesar de que
los demás niños se burlaban de su pobreza y que no poseía juguetes.
El
pequeño Tom solo conocía los trastes, pinturas y objetos con los que su padre
realizaba sus artesanías, eran sus juguetes y en lo que se entretenía en su
tiempo libre, Juan quería regalar a su hijo algo especial.
Quiso
hacerle un caleidoscopio y cada noche en secreto recolectaba materiales,
vidrios, espejos, piedritas y cristales y cuando recolectó los suficientes creó
el más hermoso caleidoscopio para el pequeño Tom.
A
la mañana siguiente el pequeño recibió su regalo y estaba tan feliz y
emocionado que llevó al colegio el precioso regalo, llenó de besos las manos de
su padre y agradeció tan preciado regalo.
En
el colegio Tom sacó su caleidoscopio para mirarlo con la luz del sol, sus
compañeros estaban asombrados y le preguntaban en dónde había comprado tan
maravilloso objeto y con mucho orgullo dijo: “En ningún lado, mi padre me lo
hizo” y un niño le respondió que era imposible ya que su papá era ciego y Tom
le contestó que tal vez había perdido la vista pero que su padre podía “ver” a
través de sus manos.
No
existe un caleidoscopio igual a otro, tampoco existen dos personas exactamente
iguales, todos somos únicos, con o sin diversidad funcional, cada ser humano es
único e irrepetible.
Existen
seres extraordinarios que perdieron la movilidad de sus piernas, pero
aprendieron a moverse, desplazarse y adaptarse para “caminar” sin usar sus
piernas.
Personas
con TEA que se adaptan al mundo y hacen cosas extraordinarias, personas que no
escuchan o no hablan, pero pueden comunicarse de diferentes formas.
Somos
como un caleidoscopio, no solo somos diferentes unos de otros, en ello radica
la belleza de la humanidad, en la singularidad de cada persona, así como el
caleidoscopio tiene diferentes colores, piedras, cristales y entre más diverso
la luz del sol crea efectos maravillosos en él, de la misma forma cada persona
poseemos diferentes habilidades, cualidades, destrezas, cada persona tiene
dones y su lado maravilloso e increíble, solo hace falta exponerlo a la luz del
sol para admirar su belleza, hace falta aceptar la diversidad humana, convivir
con diferentes personas, no solo con discapacidad, con diferentes formas de
ser, de pensar, preferencias o costumbres, diferentes culturas, conocerlas y
descubrir lo que las hace maravillosas.
Tere
Hernández.

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