La vasija agrietada
“Todos tenemos grietas, algunas
físicas, otras en el alma, algunas de la infancia, otras de experiencias
pasadas, podemos aceptarlas y aprovecharlas ya que todo en esta vida tiene un
propósito”
Decidí
compartir hoy un hermoso cuento que me encanta leer para tener presente el amor
propio, la aceptación y resiliencia que es la capacidad de transformar la
adversidad a nuestro favor y fortalecernos con ello y al final una reflexión
personal basada en esta hermosa historia.
La
Vasija agrietada
Un
cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los
extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas
tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el
agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su
patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.
Durante
dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta
estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para
los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su
propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de
todo lo que se suponía que era su obligación.
Después
de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: -“Estoy
avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo
puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que
deberías recibir.”
El
aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: -“Cuando regresemos a la casa
quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.” Así
lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del
trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba
dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El
aguador le dijo entonces -“Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu
lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado
positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por
donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger
estas flores para decorar el altar de mi Madre. Si no fueras exactamente cómo
eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”
Reflexión:
La
vida es como un viaje, está llena de caminos por los cuales vamos trazando
nuestro destino y descubriendo el firme propósito para el cual fuimos creados,
nada en este mundo es producto de la casualidad, a algunos nos tocó tener hijos
“diferentes” (en realidad nadie es exactamente igual a otro) y cada familia
toma un rumbo, el aguador pudo tirar la vasija, pudo enojarse y frustrarse
pensando que no era eficiente, pudo romperla, regalarla, tenía opciones pero él
decidió ver potencial en ella, hay situaciones como recibir el dx de un hijo
que nos ponen en la situación del aguador y decidir si el dx es una razón para
verlo como algo negativo, quejarnos o condenar a nuestros peques con nuestra
apatía o ver en ellos todo el potencial que tienen y aprovechar su dx a su
favor para crear, construir y empoderar.
Hay
grietas que nos quedan en el alma, perdí a mi hija antes que pudiera nacer, mi
mayor ilusión era tener una hija, a veces la vida nos regala lo que deseamos, aunque
no de la manera que esperamos, no tuve una hija, tengo dos hijos varones, uno
de ellos ya es adulto y tiene una novia a la cual amo y en quien he aprovechado
las grietas de la pérdida de mi hija para llenarla de amor.
Todos
hemos tenido experiencias que nos marcan como: perder a un ser amado como un
padre, el cáncer de mi papá y su muerte transformaron mi corazón en más
sensible y pude desarrollar una fortaleza y un temple que ignoraba que tenía
todo tiene un propósito, basta abrir el corazón y la mente para encontrarle un
sentido y utilizar esas grietas para crear, crecer y transformar.
Tere
de Cortéz

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