“El
amor no precisa de palabras”
“Me
enseñaste que las palabras sobran cuando descubres a reconocer el amor en una
sonrisa o una mirada porque comunicar es mucho más que emitir palabras”
Cuando
recibí el diagnóstico de autismo de mi pequeño, dos ideas cruzaron por mi
cabeza: la primera, no habla, tal vez no escuche un “te amo” de su voz y la
segunda, tal vez nunca lo podré besar o abrazar (él perdió el lenguaje y no
toleraba el contacto físico). Ambas cosas dolían mucho.
Lo
primero que aprendí es que: aceptar no significa resignarse, aceptar es
cuando tomas el diagnóstico de tu hijo, empiezas a aprender, a leer y a
prepararte para comprender mejor su condición y es el primer paso para avanzar
y resignarse es creer que ya no hay más por hacer y en ese caso uno solo se
resigna por la muerte.
Cuando
tienes un peque que no se comunica con palabras empiezas a desarrollar un nuevo
sentido, empiezas a conectarte, observar e interpretar gestos, miradas, llanto
y hasta la respiración de alguien te está diciendo algo, aprendes que comunicar
es mucho más que palabras.
Descubres
que hay miradas que pueden incluso tocarte y acariciar tu alma,
sonrisas que te llegan al corazón, que hay suspiros que te dicen mucho más que
un discurso, empiezas a desarrollar un lenguaje nuevo en el que las palabras
salen sobrando porque comunicar sin ellas es mucho más profundo.
Sin
necesidad de decir una sola palabra empiezas a comunicarte con tu peque, es un
lenguaje hermoso y profundo, no precisa de nada excepto de amarse uno al otro,
es ahí donde descubres un mundo maravilloso y perfecto, donde te conviertes en
interprete entre tu peque y el mundo.
Ahí
empieza la magia porque esconder la voz para dejar hablar al resto de los
sentidos es maravilloso, es cálido y hermoso, es una de las experiencias más
bellas que he experimentado y la conexión que tengo con mi hijo no la tengo con
nadie más y se lo atribuyo a que nos hablamos sin palabras.
Recuerdo el momento preciso en el que comprendí que
mi hijo y yo no necesitábamos de palabras para comunicarnos, él empezaba a
tener ecolalia, repetía palabras sin un sentido aparente (y ahora entiendo que
es aparente porque para ellos tienen todo el sentido del mundo) estaba a punto de
bañarlo y sus ojos se clavaron en los míos, mi alma se conectó con la suya,
quería decirle “Te amo” pero un nudo en la garganta me impidió pronunciar una
sola palabra, él se subió al sillón y me abrazó ese día sucedió el milagro y me
dijo al oído “yo también te amo” no hizo falta decirle que lo amaba mis ojos
hablaron por mí, él logró verlo y ese día yo enmudecí y él logró decir una
frase espontanea sin que nadie le dijera que decir o hacer.
Actualmente
utiliza la voz para comunicarse con el mundo, pero entre nosotros la conexión
es tan fuerte, tan hermosa y maravillosa que seguimos comunicándonos sin una
sola palabra, nos seguimos entendiendo con miradas a lo lejos y yo se perfecto
y sin miedo a equivocarme exactamente lo que necesita sin que lo pida.
Es una
experiencia única y quien no tiene un hijo sordo o con autismo no verbal no ha
conocido el verdadero significado de comunicar y de amar, de un amor tan
profundo que se comunica de corazón a corazón, sin una sola palabra tan solo
acariciándonos el alma con infinita ternura.
Cuando
leo que los niños con autismo no se comunican pienso, que mentira más absurda,
ellos comunican de una forma más profunda, más hermosa, por eso sus miradas
son únicas y sus abrazos perfectos, porque no existe nada el mundo más hermoso
que comunicar amor sin decir una sola palabra.
No existe comunicación más hermosa y profunda que decir te
amo a otro ser humano sin usar palabras, cuando hablan miradas, un abrazo, una
caricia, un suspiro, la simple cercanía, mirar juntos el horizonte o solo
sentir los latidos de tu corazón a distancia cuando suena tu celular cuando
llega un mensaje o entra una llamada de una persona que amas.
Tere de Cortéz

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