Monday, October 14, 2024

No me veas, mírame

 


“No me veas, mírame”

“Aprender que mirar no es ver, que la vista abarca solo la superficie y que para comprender hay que adentrarse y mirar en la profundidad del ser una realidad que nos puede sorprender”

Había una vez un pequeño niño en una aldea, su madre le miraba con rostro resplandeciente y amoroso, el pequeño niño era diferente a los demás llevaba sobre la piel barro que le cubría y protegía del sol, la maestra y algunos niños del cole se reían de él, algunos hasta le trataban con desdén.

El pequeño niño a veces era tratado como si fuese de cristal, a veces con crueldad y rudeza, al verlo diferente la gente se hacía muchas ideas sobre él, creían que no se daba cuenta, pero herían su corazón, su madre era la única persona en la aldea capaz de ver lo maravilloso que era ese pequeño niño.

El tiempo pasó y la piel del pequeño niño creció, su piel se fortaleció y ya no necesitaba que el barro sobre la piel para protegerse del sol, esa mañana todos podían ver la hermosa piel de porcelana y los hermosos rizos sobre su cara ya no estaba cubierto de barro y aquello que solo su madre podía mirar saltaba a la luz …

En el mundo existen muchas personas con discapacidad que vemos, solo vemos su silla de ruedas, su bastón, las diferencias visibles, lo que nos parece extraño o peculiar, vemos solo con los ojos y no miramos con el corazón, no miramos más allá de lo visible, no miramos lo que hay debajo del barro.

Estamos acostumbrados a ver, vemos una silla de ruedas, vemos un bastón, un implante coclear, vemos diferencias, vemos dificultades, vemos un diagnóstico, una condición, vemos solo lo que nuestros ojos nos permiten ver, solo la superficie ¿qué hay adentro?, ¿qué hay en el fondo?, ¿cuál es la esencia?

Mirar, hay que mirar adentro, más allá de si es correcto llamarle autista o persona con autismo, más allá de lo que creo que lo limita, más allá de su condición o su diagnóstico se encuentra “Héctor” o “Abril” y ellos (como todas las personas) tienen una esencia, tienen identidad y personalidad, tienen talentos y debilidades.

Más allá del barro que les cubre, se encuentran seres humanos, con gustos, aficiones, que ríen, sienten, disfrutan, que son como cualquier persona, que igual que Martha quien tiene el cabello rubio es mucho más que “la güera” o Pepe el que tiene el cabello rizado es mucho más que sus chinos.

Incluso aquello que puede ser un “límite” o dificultad puede llegar a ser su mayor fortaleza si dejamos de ver y empezamos a mirar, por ejemplo, un niño con hiperactividad se puede ver como un “problema” pero si miramos su hiperactividad como una OPORTUNIDAD seguramente podemos empoderarlo y convertir esa “debilidad” en fortaleza.

 

Las personas con alguna condición o discapacidad son mucho más que ello y debemos de dejar de ver su condición y empezar a mirar sus talentos, los seres humanos que son, dejar de ver la silla de ruedas y empezar a mirar a José o a Rosa, debemos dejar de ver diagnósticos y mirar seres humanos.

Recuerdo un maestro que tuve al que le pregunté si debía llamarlo profesor o maestro y él me respondió me llamo Salvador, puedes decirme “Chava” y lo cuestioné si no le parecía una falta de respeto de mi parte llamarlo “Chava” y no maestro ya que él tenía una maestría y su respuesta me pareció maravillosa, “la maestría ocupa unos años de mi vida, ser Chava me tomó 49 años hasta el día de hoy, Chava es más importante porque maestro es una palabra que etiqueta mi oficina pero Chava es todo lo que soy” ese día aprendí que ninguna etiqueta o dx es importante, las personas somos mucho más que una profesión, una nacionalidad o un diagnóstico, si dijéramos que yo soy escritora me reduce a unas horas frente a mi laptop escribiendo, pero si en lugar de ver a la escritora miramos a Tere soy mucho más, soy mamá, soy atleta, soy esposa, amiga, nuera, cuñada, compañera, cocinera, alegre, divertida, competitiva, relajada, amorosa, paciente, soy un montón de cosas buenas y no tan buenas, soy un ser humano con muchos matices, luces y sombras, con habilidades, retos por superar, hobbies, metas, sueños. Todos somos seres humanos no somos una etiqueta, no somos un diagnóstico o una profesión somos Juan, Pedro, Sofía y muchos millones de personas más en el mundo todos diferentes, pero igual de valiosos, con o sin discapacidad merecemos que nos miren y no solo nos vean.

Hay que abrir el corazón, la mente y el alma y empezar a mirar más allá de lo visible a nuestros ojos.

Tere de Cortéz

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